La postura de nuestro partido ante la decisión del Estado de establecer una asignatura con contenido de adoctrinamiento político y moral es de absoluto rechazo a la misma.
Igualmente rechazamos la obligación del sistema educativo nacional para impartir enseñanzas de tipo religioso en la escuela.
Nuestra formación política, P_ueblo,L_ibertad y J_usticia, es contraria a la enseñanza de cualquier tipo de formación moral, política o religiosa en la escuela. Entendemos que la educación moral o religiosa de los hijos es una RESPONSABILIDAD EXCLUSIVA de los padres, para lo cual cuentan con organizaciones de tipo político o religioso que disponen de centros de formación y cuya actividad está apoyada económicamente por subvenciones de la comunidad y por los propios asociados o creyentes. El PLJ es partidario de restablecer la formación humanística en la enseñanza infantil y juvenil que permita dar a nuestros menores una capacidad de reflexión personal para llegar a la mayoría de edad con la madurez exigible a un ciudadano que va a decidir la orientación política del gobierno de su país.
Con seguridad que ustedes se preguntarán en qué consiste la formación humanística que proponemos. Se lo explicamos. Nuestra propuesta estructura la formación humanística como una secuencia de adquirir conocimientos sobre:
- la evolución del pensamiento humano,
- la historia de la filosofía,
- la Lógica como método,
- las corrientes del pensamiento moderno, y
- el estudio de nuestra Constitución.
Estos cinco capítulos de la formanción humanística de los jóvenes no establecen, en ninguno de ellos, una formación moral ni religiosa ya que tratan de transmitir al alumnado el conocimiento desarrollado por la humanidad a lo largo de la historia, tanto de su contenido como de su evolución. Hace alguno años esta formación reglada estaba contemplada en los planes de estudio como una asignatura de enseñanza obligatoria para todos los alumnos y se le denominaba con un nombre muy sencillo: FILOSOFIA.
La formación de la juventud en valores morales o religiosos corresponde a otro ámbito más personal y con una implicación más directa de los padres, o, si nos lo permiten y con un criterio más ámplio, de la familia. Decimos esto porque los valores morales o religiosos que inicialmente reciban los jóvenes estarán íntimamente ligados con las convicciones de sus progenitores y, por lo tanto, corresponde a éstos decidir en que actividad extra-escolar (fuera del horario lectivo) de esta naturaleza ha de participar el o la menor. No nos cabe ninguna duda sobre la necesidad democrática de que los centros educativos, tanto públicos como privados, puedan tener una oferta para este tipo de formación extra-escolar y que ha de ser plural en los centros públicos. La idea de formación moral y religiosa plural significa que los centros han de ofertar las diversas religiones que tengan una implantación significativa en la comunidad puesto que su coste ha de ser sufragado por los padres de los alumnos en un porcentaje significativo.
Nuestro planteamiento pretende superar un problema que radica en la transición democrática en España. Desde entonces existe latente la disyuntiva sobre la obligatoriedad de la enseñanza de la religión católica o la posibilidad de optar por otra formación moral o ética. La Constitución que se promulgó y aceptó el pueblo español en 1978 no resolvió este problema y por ello continúa vigente en nuestro tiempo, treinta años después. Es inadmisible que con la poca experiencia democrática de los españoles y tras la convivencia de estos treinta años en un ambiente pre-democrático, los partidos políticos no hayan podido llegar a una reforma constitucional que caminase por la senda de perfeccionar la Constitución y la Ley Electoral hacia un sistema representativo abierto que estableciese claramente la separación entre la Iglesia Católica y el Estado Español. Hasta ahora los diferentes gobiernos de España han puesto parches inestables y que han ido cambiando en función de su orientación política para, finalmente, caer en una aberración pedagógica cual ha sido imitar a la dictadura precedente con la implantación de una asignatura de formación moral y política. ¡Inadmisible!
Creannos que sin un cambio sustancial en los planteamientos de la enseñanza no conseguiremos evolucionar políticamente en la dirección de perfeccionar la democrácia española. La formación humanística de los jóvenes que terminan nuestra enseñanza obligatoria es tan deficiente, por no decir nula, que los partidos políticos dirigen su comportamiento con mínimo esfuerzo y estan logrando la involución política hacia un sistema de gobierno totalitario. Por lo dicho, es necesario que los ciudadanos participemos activamente en los procesos políticos y demos nuestro apoyo a aquellas formaciones que, aún siendo minoritarias hoy, puedan llegar a tener la suficiente representación parlamentaria para con pluralidad de pensamiento se logre un régimen de libertades homologable como democrático.
El resultado de lograr la reforma constitucional que nos lleve a un verdadero régimen de libertades democráticas nos permitirá establecer un sistema educativo con espíritu de permanencia que consiga uno jóvenes adecuadamente formados para la evolución democrática en España.